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La compra de entradas para conciertos a través de plataformas de reventa puede generar complicaciones que acaben por convertir los sueños en pesadillas. Neville Root, un seguidor devoto de Oasis, experimentó el impacto de esta realidad al descubrir que las 724 libras esterlinas (aproximadamente 850 euros) que desembolsó para asistir al esperado reencuentro de la banda en Heaton Park, Manchester, “fueron esencialmente gastadas en la nada”. Sin embargo, y tal y como detalla el medio británico local Macnhester Evening News, este no supo que esto era así hasta el mismo día del show, cuando las entradas ya no podían ser ‘savadas’ por él y su pareja.
El ansiado concierto, el tercero consecutivo de Noel Gallagher y Liam Gallagher tras años de separación, marcaba una cita ineludible para Root, un joven de 20 años que, hasta ahora, había visto a ambos hermanos en proyectos en solitario varias veces, pero nunca juntos en el escenario desde la ruptura de la banda. Root, originario de Bolton y residente en Preston, relata que llevaba “años esperando una posible reunión” y que se sintió “desolado” cuando se quedó sin ninguna entrada tanto en la preventa como en la venta general.
La esperanza renació cuando, tras seguir la recomendación de utilizar únicamente sitios de reventa “oficiales”, logró comprar dos entradas a través de la plataforma Twickets en enero. Allí había un vendedor australiano que había adquirido las entradas para Manchester antes de que el grupo anunciara fechas adicionales en Sidney y Melbourne a finales de año... así que quería vender las que había comprado para Reino Unido. “Para mí, este era el concierto en el que el dinero no importaba. Pero gastar más de 700 libras es todo un mes de renta. Es más de lo que la mayoría de personas de 20 años puede destinar a entradas, pero no quería perder la oportunidad”, explica el joven al citado medio.
Un descubrimiento a última hora
Root mantuvo correspondencia con el vendedor australiano, quien le envió correos de confirmación de compra y aseguró que las entradas serían transferidas por la aplicación de Ticketmaster 24 a 48 horas antes del concierto, norma habitual en este tipo de eventos. No obstante, los problemas surgieron con el descubrimiento de una doble venta: la mañana del 16 de julio (horas antes del concierto), cuando Root y su pareja se disponían a viajar a Manchester, el vendedor reveló que, dentro de la aplicación de Ticketmaster, las entradas aparecían como “vendidas” a otro usuario.
Así fue como descubrieron que el vendedor había ofrecido sus mismas entradas no solo a través de Twickets, sino también a través de la otra plataforma de reventa oficial, aunque fuera contra las políticas de la web. Sin embargo, ya era tarde: Root y su pareja se quedaron sin entradas. Únicamente pudieron pedir el reembolso, pero habían perdido mucho más. “Lo más frustrante ahora es simplemente no poder ir. Por un lado, no he perdido dinero, pero es el hecho de que no exista suficiente protección y que los vendedores puedan hacer esto”, lamenta él. Además, no podrán recuperar ni los gastos en desplazamiento y hoteles ni, tampoco, recuperar los días de vacaciones que habían pedido.
La prohibición no es suficiente
“Siento que nos engañaron, porque nos pidieron que tuviéramos paciencia y compráramos en la reventa oficial solo para que luego resultara que esas entradas nunca fueron legítimas en primer lugar”, se queja el joven. Con múltiples plataformas permitiendo la reventa de las mismas entradas a distintos usuarios, crecen los riesgos de fraudes y duplicaciones. La política de Twickets prohíbe “estrictamente” listar entradas simultáneamente en otros sitios, pero casos como este evidencian la ineficacia de los controles actuales.
La situación se agrava por la falta de recursos para quienes, como Root y su novia, planificaron con antelación cada detalle de la experiencia. Desde días libres hasta traslados y compras de souvenirs oficiales, el contratiempo arruinó la expectativa generada en torno al evento. Para miles de seguidores de Oasis y otras bandas populares, la incertidumbre sobre la validez de las entradas adquiridas mediante sitios de reventa sigue representando un problema sin solución definitiva.